"Jugar un mundial". Esta es la respuesta más escuchada cada vez que a un futbolista se le pregunta cuál es su meta dentro del fútbol.
Pero jugar un mundial y anotar un gol es definitivamente la gloria para cualquier jugador del deporte más practicado en el planeta.
Hoy se cumplen dos años del primer gol de Panamá en una Copa Mundial FIFA de mayores.
Recordemos que antes ya nuestro país había celebrado goles en mundiales Sub-20, Sub-17, de futsal y de fútbol playa, pero el que se anotó un día como hoy hace dos años es, simplemente, el más especial de todos.
Era el domingo 24 de junio de 2018 y Nizhny Novgorov, ubicada a 423 kilómetros al este de Moscú (capital rusa) era la ciudad en la que se celebraría el segundo partido de nuestro onceno mayor en la Copa Mundial Rusia 2018.
El día antes, el equipo nacional reconocía el campo de juego y al final del entrenamiento los jugadores, quienes ya no tenían ese nerviosismo del debutante y como anticipando lo que pasaría en el partido, se unían para la foto de rigor.
Día de partido
Llegó el día del partido y Felipe Baloy, junto a sus compañeros, hacía su entrada al estadio sin imaginarse siquiera que un par de horas después entraría a la historia del fútbol panameño y mundial.
‘Pipe’ irradiaba positivismo el cual contagiaba al resto del equipo con cada una de sus arengas dentro del camerino.
Llegó el momento de salir a calentar y en el sonido ambiente, al tiempo que se daba la alineación inicial, sonaba esa canción que para todo seleccionado representa su segundo himno nacional: Patria, del único Rubén Blades.
La emoción se apoderaba de los cientos de fanáticos que se dieron cita al estadio y quienes, a una sola voz y con lágrimas corriendo por sus mejillas cantaban, "Hace algún tiempo, me preguntaba un chiquillo, por el significado de la palabra PATRIA".
Lo que cuenta Baloy
Felipe Baloy, aquel muchacho oriundo de Cerro Batea, en San Miguelito, quien debutara con la selección el 24 de abril de 2001 y quien hasta antes del mundial ruso había anotado tres goles vistiendo la camiseta nacional, iniciaba como suplente ante Inglaterra. Desde el banco apoyaba a sus compañeros mientras esperaba ansioso su oportunidad.
Pasó el primer tiempo, llegó el descanso e inició el complemento. El marcador era Inglaterra 5-0 Panamá y Baloy lucía "triste y nervioso".
"Al volver del camerino fue un momento especial; estaba un poco triste y nervioso, sobre todo por que íbamos perdiendo 5 a 0. Recuerdo que me sentí como si fuera el primer partido de mi vida… tenía muchas ganas de entrar a la cancha, muchas ganas de jugar", señala Baloy.
"Cuando me llama ‘Pánzer’ (édgar Carvajal, asistente del técnico Hernán Darío Gómez) diciéndome que voy a entrar, fue emocionante para mí. Darle la papeleta de cambio al cuarto árbitro y dirigirme a la línea; ver que ‘Gavilán’ viene acercándose… la ansiedad y los nervios fueron en aumento», agrega emocionado.
Gesto único y algarabía total
Tras entrar al terreno, cuando el cronómetro marcaba el minuto 69, sucede uno de los hechos más significativos del encuentro.
Román Torres, quien inició el partido como capitán, entrega la banda a Baloy, demostrando así respeto y, sobre todo, humildad.
"Cuando entro y Román me da la cinta, me sentí muy bien, muy orgulloso… fue uno de los momentos que más recordaré. Sentí el respeto y admiración de él y del resto del equipo hacia mí", rememora Baloy.
Nueve minutos más tarde, cuando Panamá caía 6-0 ante la poderosa Inglaterra, sucedió algo indescriptible.
Centro de Ricardo ávila y de la nada aparece Felipe Baloy lanzándose como si estuviera jugando béisbol y tratara de robarse la segunda base, pegándole al balón con fuerza y determinación, dejándolo inalcanzable para el portero Pickford y decretando así el primer gol panameño en un mundial, explotando el estadio y todo un país en alegría.
"Al anotar ese gol, sin duda que es el momento en el que viví una mezcla de sensaciones por cómo iba el resultado. Pero después, me doy cuenta de que valió la pena y que lo disfrutamos en la cancha, en las gradas y en todo el país y eso me deja una sensación de alegría y orgullo", concluyó, emocionado, Felipe Baloy.