«Cascarita» Tapia: el Pelé centroamericano

Es una discusión acalorada, como casi todas las relacionadas con el fútbol. El grupo, conformado por jóvenes que frisan entre los 18 y 25 años de edad discute sobre diversos tópicos del deporte `pasión de multitudes.

¨¿Quién es mejor, Pelé o Maradona ? Las opiniones están divididas, no hay acuerdo. Tampoco encuentran consenso para calificar al mejor equipo del mundo de todos los tiempos. Tarea difícil para jóvenes con pocas `horas de vuelo’ en el mundo del fútbol.

La discusión sube de temperatura, las pasiones están a punto de desbordarse, pero, antes que la `sangre llegue al río’ surge la pregunta oportuna de otro aficionado de edad madura, cincuentón, para terciar en el acalorado debate futbolístico:

¨¿Saben ustedes quién es Cascarita Tapia?

El ambiente, que un minuto antes estuvo a punto de explotar, se tornó gélido. La pregunta sorprendió a los jóvenes fanáticos; algunos se demoraron en contestar, como única respuesta:

«Cascarita’ jugó contra Pelé». Otros no sabían nada.

 

 

PROFETA EN OTRAS TIERRAS

El 23 de febrero de este año (1997) el estadio `Cuzcatlán` de San Salvador albergó más de 35 mil aficionados para conmemorar los 30 años del tricampeonato obtenido en forma consecutiva por el Alianza F.C en el fútbol salvadoreño.

El `Cuzcatlán’ se engalanó con la presencia de los principales protagonistas de aquella gesta lograda por la `orquesta alba’ en las temporadas de 1964-65; 1965-66 y 1966-67. Era la celebración justificada de los aliancistas que, durante esa época de los 60′, vieron a su equipo convertirse en el más poderoso de la región de CONCACAF. En el acto culminante de los festejos, llegó especialmente invitado desde Panamá, para dar el saque de honor, la máxima figura de esa gesta: Luis Ernesto Tapia Pérez.

Aquel 23 de febrero más de 35 mil salvadoreños, de pie, le brindaban una de las ovaciones de mayor resonancia que recuerda la historia del balompié cuzcatleco. Era el reconocimiento a Cascarita Tapia, al ídolo que, con su fútbol y goles arrancó momentos de intensa felicidad en sus vidas.

Luis Ernesto Cascarita Tapia, con la grandeza de su humildad narra ese pasaje con la voz entrecortada por la emoción.

«Ese fue un gesto muy grande de la afición salvadoreña. Yo parecía un príncipe, un héroe. Me emocioné mucho, se me salieron las lágrimas. Mis compañeros de esa época me rodearon, me hicieron calle de honor».

Ernesto Sol Meza, actual presidente del Alianza F.C y sus hermanos Vicente y Enrique, también propietarios de la empresa cervecera más poderosa de El Salvador no sólo le enviaron los pasajes para que Tapia asistiese a los actos conmemorativos, sino que le ofrecieron un suculento contrato para trabajar con las fuerzas básicas del club aliancista.

 

 

PELÉ DE CENTROAMÉRICA

En la década de los 60′ el deporte panameño atravesaba por los mejores momentos de su historia. Mientras los escenarios deportivos se abarrotaban por presenciar las espectaculares peleas de Ismael Laguna; los lanzamientos de Mamavila Osorio y Andy Alonso en el béisbol profesional; y las canastas del `Mago’ Rivas y el Junior Peralta, por otra parte,  el fútbol pasaba desapercibido, ocupando muy poco o ningún espacio en las planas deportivas de los medios de comunicación locales.

Eso era aquí. Porque en El Salvador, a punta de goles Cascarita comenzaba a cambiarle la cara al fútbol de su país.

Todo empezó en 1963 cuando el seleccionado panameño, dirigido por Raúl Ché Alvarez, participa en el primer Campeonato Centroamericano de Fútbol realizado en San Salvador. Desde la primera jugada, un morenito nacido en el barrio del Granillo el 21 de octubre de 1944, deslumbra a los cazadores de talentos, especialmente a don Manuel Ruglianchi, a la sazón alto funcionario del gobierno panameño en El Salvador quien convence a Tapia para que se enrole a las filas del Alianza F.C. del país cuzcatleco.

Cascarita debuta con la camiseta aliancista en la pretemporada del campeonato de 1964-65 y, de allí en adelante se metió al bolsillo a su exigente `hinchada’.

Bajo la dirección técnica del chileno Hernán Carrasco Vivanco, el mismo que orientó a la selección salvadoreña para clasificarla al Mundial de México 70, se conformó el equipo que mayores logros obtuvo en la historia del fútbol cuzcatleco.

Por el poderío y vistosidad de su juego y el color blanco de su camiseta, le denominaron `la orquesta alba’ con Cascarita Tapia como conductor de aquella sinfonía futbolística quien acumulaba títulos de máximo artillero de la misma forma que su club lo hacía en la Liga: tres títulos consecutivos y campeón del campeonato de clubes de la CONCACAF.

El nombre de Luis Ernesto Cascarita Tapia alcanzó ribetes de leyenda en todo el istmo centroamericano. «El Pelé de centroamérica»; «el ciclón panameño»; «Alianza y Cascarita son campeones»; «Cascarita, tricampeón goleador», son algunos de los muchos titulares que acapararon las planas deportivas en El Salvador.

Fue tanta la popularidad de Luis Ernesto que, el Club de la Universidad tuvo que secuestrarlo para ficharlo en sus filas, de paso armando un tremendo litigio con el Alianza.

 

 

PELÉ Y CASCARITA

La fecha del 19 de marzo de 1971 tiene varias connotaciones para los panameños. Aquel martes de una calurosa noche de verano acudieron al entonces estadio Revolución más de 25 mil aficionados para presenciar el partido entre el Santos de Brasil, con el `O Rey’ Pelé y el Atlético Marte de El Salvador.

Fue la noche cuando, después del partido, tembló en Panamá.

También fue la noche que la afición recuerda a Cascarita porque se enfrentó al `Rey del Fútbol` reforzando al equipo salvadoreño. No era la primera vez; antes en El Salvador, Tapia, con el Alianza, ya había jugado contra Pelé y el Santos, a estadio lleno, marcando uno de los goles del triunfo de su equipo que se impuso por 2-1. Esa es sólo una parte de la historia, Cascarita es más, mucho más. Veamos:

«Alianza me dio muchas satisfacciones, me dio la oportunidad de conocer muchos países y enfrentarme a los mejores jugadores del mundo de esa época. Jugué contra el River Plate de Argentina; el Peñarol de Montevideo en Uruguay; en Los Angeles, Estados Unidos; frente al América de México; en Colombia; en varios países del Caribe; jugué contra los mejores clubes de Centroamérica», recuerda, apoyado con el voluminoso álbum, fiel garante de sus palabras.

Precisamente, el álbum que hoy Tapia atesora, registra uno de los momentos más felices que, a su juicio, le ha deparado su carrera futbolística.

«Este álbum me lo obsequió una admiradora muy guapa que seguía paso a paso toda mi car…carrera; no tenía reparos para demostrarme su simpatía, incluso iba hasta las emisoras de radio para que no quedara ninguna duda», recuerda.

Cascarita tampoco puede olvidar los dos goles que marcó en el partido donde su equipo, Alianza, doblegó 2-0 al Flamengo de Brasil «porque ese día el presidente de la República, el coronel Adalberto Rivera bajó desde su palco para felicitarme personalmente».

 

 

OTRA VEZ EN LA HISTORIA

Al retornar desde El Salvador al fútbol criollo, en el umbral de la despedida de su brillante carrera, la historia aún le tenía abierta un par de páginas para que continuase escribiendo con letras doradas algunos pasajes con el seleccionado nacional, el Atlético Panamá y el Guardia Nacional.

Tapia tuvo el honor de marcar el primer gol de Panamá en su primera eliminatoria mundialista, la de Argentina 78. También fue campeón con el Guardia Nacional y con el Atlético Panamá.

 

 

CASCARITA HOY

Casado con Emma Arboleda y cinco hijas, unas profesionales y otras estudiantes universitarias: Lilia Rosa de 30 años, Irasema del Carmen de 29, Emma Isiris de 27, Liliana María de 23 e Irisbel Cristina de 13. Los padres de Luis Ernesto son: don José Manuel Tapia y doña Lilia María Pérez.

Actualmente labora en el Ministerio de Educación en la Dirección de Asuntos Estudiantiles.

Un par de agasajos por aquí, otros brindis por allá, nada más. Luis Ernesto Cascarita Tapia, una leyenda de nuestro fútbol jamás recibió un homenaje, ni unas llaves de papel, menos una condecoración de cualquier tipo. El no la pide pero, no cabe la menor duda, que se la merece.

«No he tenido la dicha de otros. Yo siempre estuve a disposición de mi país para jugar por la selección, nunca pedí nada a cambio. Al decir esto, no estoy pidiendo homenajes».

Como enseña el viejo refrán: `nadie es profeta en su tierra’.

 

Nota: Luis Ernesto CASCARITA Tapia Pérez fue distinguido este año (2008) por el INSTITUTO PANAMEÑO DE DEPORTES como COMENDADOR, con la Orden al Mérito Deportivo  MANUEL ROY.

(Este artículo fue publicado en el Diario La Prensa, en 1997)

 

LUIS ALBERTO GIRALDO Y MUÑOZ

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